Metro hacia Grand Central y nos plantamos en la First Ave con la 46th street, en Midtown East, estamos frente la sede neoyorquina de la ONU.
El edificio en sí es asombroso, y tras pasar los controles de seguridad pertinentes, disfrutamos de una exposición de fotografía en la que se aprecia la labor de la organización. Optamos por hacer de guiris y unirnos al grupo de japoneses, canadienses, brasileños y americanos que durante 45 minutos recorrerían las instalaciones en una visita guiada. Y valió la pena. Además de poder sentarnos en la Asamblea General de la ONU, recordamos el funcionamiento y el objetivo por el que se concibió la organización. Salimos pensativos, por la cantidad abrumadora de dólares gastados en armas, cuando después falta para erradicar el hambre, frenar la mortalidad infantil, educar a todos los niños del mundo o asegurar una buena salud.
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